Viernes 1 de mayo, stgo
No necesito a nadie si camino contra el viento, si voy al ritmo de la multitud… pero si llego a la soledad de mi pieza, al vacio de mis sentimientos, a la angustia de mis pensamientos… me siento vulnerable, el escudo que cargo durante el día se desvanece, la fuerza de mis ideales se pierde y por más que la busco solo encuentro soledad…
El itinerario se acaba cuando llega la luna y lo único que me queda por hacer es pedirle que no me abandone, que cuide de mi sueño, que ocupe el espacio vacio de mi existencia, que me proteja y reemplace mi escudo… por que en la eternidad de mis días miles de personas pasan por mis ojos, rozan mi cuerpo y no consiguen entrar y al llegar la noche miles de nombres asechan mis recuerdos y mientras mis historias tratan de atormentarme tu me abrazas y consigues que mis ojos se cierren, aunque mi mente no descansa, solo se prepara para que al despertar con el sol mi cuerpo tome su escudo, salga a luchar, a defender lo que quiero, a pelear por mis firmes convicciones y mis impulsivas ganas de abandonar todo…
Eres tú luna lo único que tengo, eres tu pequeña noche mi única compañía, el único ser al cual le puedo confiar mis sentimientos, mis deseos, mis miedos e incesantes frustraciones, la unica que me dice que no olvide mi promesa, mi promesa de esta sociedad de luz, que no abandone lo unico que me queda, lo que todos rechazan... mi bandera de lucha...
Si abro un recuerdo y miro para atrás
justo cuando era niño o más allá,
tengo tantas canciones por decir
pero a veces no encuentro ni un rastro de mí.
Miro el rompecabezas y no sé
si perdí alguna pieza o estoy bien,
puede calmarse un poco este loco de atar
si me miran tus ojos en esta inmensidad.
En esta inmensidad a la que llaman tiempo,
en esta inmensidad donde vamos viviendo
te encontré frente a frente y no,
todavía no lo entiendo,
como fue tanto tiempo sin poderte tocar.
Si a la espalda me juzgan los demás
y se abraza una duda a mi verdad,
nadie es dueño de nadie, yo lo sé bien,
pero a veces me adueño de tu olor a mujer.
En esta inmensidad, alejandro filio...
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