En el tren de la vida

Sentada en el tren del metro que acostumbro tomar para llegar a mi casa, comienzo a pensar en lo que tengo que hacer, en las pruebas, las tareas y los trabajos y me doy cuenta que me encuentro sumergida en la rutina de la vida, que me e alejado de mi y que ya no se quien soy. Una niña que se encuentra al frente mió me interrumpe, la miro y no logro saber que es lo q me desconcierta, tal vez será el hecho de no poder quedarse tranquila al ordenar todo lo que encuentra a su paso, ese pelo negro ondulado, esos ojos oscuros que brillan de vez en cuando, esa mirada reflexiva, esa cara redonda, esas margaritas profundas, esos labios tan puros, esos brazos y manos finas o su silueta delgada, la observo nuevamente, ya no esta en el mismo lugar, se encuentra mirando hacia fuera como queriendo saltar, saltar a ese abismo que puede ser tan peligroso o la a vez tan sano, obviamente ella siente miedo, puedo sentirlo, sus ojos están húmedos, sus piernas tiemblan y su mirada gira constantemente hacia atrás, quiere volver, pero de igual forma es llevada por un enorme impulso, un deber que siente que tiene que cumplir, y una melodía que la acompaña en su sueño de avanzar. Sin embargo poco a poco en cada uno de sus movimientos voy reconociendo aspectos familiares, hasta descubrir q aquella niña soy yo, y aunque tengo algunos años encima puedo distinguir claramente cada característica, la mayoría de las cosas se mantiene conmigo, como es el caso del miedo, del brillo de mi mirada, del poder de reflexión, de la obsesión por el orden, del sentimiento de impotencia al no poder retroceder, la responsabilidad la cual a veces me ata, me nubla y no me deja ver con claridad mi futuro, las ansias de escapar, de ser libre y de cumplir mis sueños. Dentro de las cosas que han cambiado esta esa sensibilidad, la cual ya no humedece mis ojos, sino que directamente los hace llorar, ya no me dejo llevar por una melodía, ahora la canto y la vivo con toda la intensidad que puedo, mis labios están partidos, ya casi no me muevo por temor a cambios, y mis rulos están cada vez mas desarmados, debe ser por mis 19 años donde el tiempo a dejado duras cicatrices e imborrables sonrisas.Algo me desconcentra nuevamente, es el tren que a llegado a mi destino, pero no me bajo, prefiero repasar mi vida y lo q a sido este viaje, donde cada desvió o cada parada a tenido su justificación, objetivo, consecuencia e influencia en mi, lo que a llegando a convertirme en lo q soy actualmente